San Francisco, Córdoba
28 octubre, 2024
Radiocanal

Torturas y abandono en la cárcel de Bouwer: familiares denuncian la muerte de otro preso

José Siacca tenía 51 años y al igual que César Moreno -por cuya muerte fueron detenidos seis guardiacárceles, un médico y un directivo de Bouwer- estaba preso y tras descompensarse falleció en un hospital público el 6 de junio de 2023. Su familia denuncia que no recibió atención médica y exige justicia.
Domingo 14 de abril 2024 | 14:30 Hs.
Torturas y abandono en la cárcel de Bouwer: familiares denuncian la muerte de otro preso
José Siacca tenía 51 años y al igual que César Moreno -por cuya muerte, ocurrida en septiembre de 2023, fueron detenidos días atrás seis guardiacárceles, un médico y un directivo de la cárcel de Bouwer- también murió por consecuencia de la violencia institucional que atraviesa al Servicio Penitenciario de Córdoba. Sin embargo, a diferencia de César -que no poseía antecedentes penales y padecía de trastorno bipolar- José cumplía su condena en el MX1 y pertenecía a Los Guerreros de Jesucristo, un movimiento evangélico formado por los presos en el ex penal San Martín. Historias de vida diferentes con un mismo final, escrito por la violencia sistemática que se vive dentro de las cárceles cordobesas y que viene siendo denunciada desde hace años por diferentes organizaciones sociales y organismos internacionales.


Aquellos días de junio de 2023

El domingo 4 de junio de 2023 a la mañana, José Siacca se sintió peor de lo habitual. Hacía varios años que convivía con problemas de salud desatendidos. En la cárcel de Bouwer, donde estaba preso por haber matado a un hombre durante un robo, le daban una sola pastilla. La misma que le dan habitualmente al resto de los demás presos cuando les duele la cabeza, la panza, o cualquier otra parte del cuerpo.

Sin embargo, ese domingo los dolores en su estómago se volvieron más intensos y pidió ayuda. Sus compañeros de celda, en el módulo MX1, les avisaron a los guardiacárceles que José tenía fiebre, estaba amarillo, que casi no podía moverse, pero no recibieron respuesta. José llamó a su familia. Habló con su mamá. Le pidió que fuera a Bouwer para exigir que lo atiendan. Cada hora que pasaba se sentía peor. Comenzó a escupir sangre. Los otros presos empezaron a golpear las puertas del penal hasta que el lunes 5 de junio a la mañana lo trasladaron a un hospital y luego a otro donde finalmente falleció.
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