Un hombre en Río Cuarto pide que metan preso a su hijo antes de que mate a alguien
Lo reconoció en las imágenes de un robo que pasaron por televisión. Asegura que el joven anda armado y está en un espiral de delito y adicciones. “Tengan cuidado con mi hijo”, implora, angustiado.
Jueves 01 de febrero 2024 | 13:30 Hs.
Hace apenas tres años, un joven de Río Cuarto era portada de los medios locales por sus condiciones para el básquetbol. Hoy, su imagen fue captada por las cámaras de seguridad de una casa víctima de robos en barrio Villa Dalcar.
Su padre, Jorge Mitre, dio un desgarrador testimonio sobre el drama social que late detrás de la delincuencia y la inseguridad.
El hombre tiene un taller metalúrgico en barrio Alberdi. Señala que su hijo, de 20 años, había tenido problemas en su adolescencia. Fue durante la pandemia –dijo– “cuando empezaron las fiestas clandestinas, que se descontroló por la droga y el delito”.
Sus padres y sus hermanos dicen haber hecho hasta lo imposible para tratar de “sacar a Santiago del mal camino”.
El joven estuvo internado varias veces; la última oportunidad, poco más de dos meses, en San Luis. Pero se escapó y no duró ni una semana en el trabajo en el taller de su padre, en Río Cuarto.
“Lo fui a buscar porque andaba por una villa. Le di trabajo porque lo vi bien, había aumentado como 10 kilos. Lo controlábamos en todo con la madre, porque él no puede manejar plata. Pero empezó a salir, a faltar. Y de pronto veo en la tele que lo filmaron las cámaras de una casa, donde cometió un robo. Me encuentro con que era mi hijo el que estaba saltando la reja. Me rompió el corazón, pero lo quise denunciar”, dice el progenitor.
Jorge dice sentirse “aterrado por la impunidad con que se mueve” su hijo menor. Asegura que las cámaras de su taller también revelaron que el joven le robó una amoladora y gasoil una madrugada.
Además, el padre está muy preocupado porque una tarde en la que trabajó en el galpón, también se habría llevado un arma –un Colt 32– que la familia poseía desde hace 50 años.
“Aviso a la Policía y no me toman la denuncia. Pero yo prefiero que esté preso, que pague las consecuencias de lo que hace, que por favor no dañe a nadie”, insiste.
Jorge Mitre dijo a La Voz: “Mi gran preocupación es porque mi hijo anda haciendo daño, está armado. Consume de todo, le ha robado hasta a los transas. A la madre vino un nene de 12 años a apretarla con un revólver en la cabeza. Ella se ha cansado de pagarle las cuentas y él, días atrás hasta le robó la moto”.
El hombre cuenta una realidad que atraviesan muchas familias con integrantes que consumen todo tipo de sustancias y que para conseguir dinero entran en conflicto con la ley penal.
“Nos dicen que no lo podemos denunciar porque somos familiares directos y eso que tenemos hasta filmaciones de cómo nos roba. Mi ex se cansó de pagarle deudas. Hasta le reventaron los vidrios del negocio en venganza porque él robó unas plantas de marihuana y una play. Pedimos a las autoridades que lo metan preso pero que no le quite la vida alguien”, implora Jorge.
El padre del joven acusado de diversos delitos contra la propiedad, comenta que otro de sus hijos, que es docente, fue a pedir disculpas a la casa de Villa Dalcar donde registraron el intento de robo de su hijo. “Mis otros dos hijos mayores son excelentes, gente de bien, un ejemplo. Somos una familia trabajadora”, refiere.
Entre los numerosos episodios críticos que le tocó vivir con su hijo menor, ahora prófugo, Jorge menciona que en el invierno pasado él estaba recién operado de apéndice e internado en el hospital cuando recibió una llamada de Santiago. “No sé cómo consiguió mi teléfono porque hacía tiempo que no hablábamos, Y me dice: ‘Papá, me van a matar, son cinco, no tengo escape’”, testimonia.
Jorge cuenta que se arrancó el suero y salió del hospital. “Lo hice dormir arriba de una camioneta porque estaba dado vuelta. Después me tuve que volver a internar por una infección, casi me muero. Estuvo un mes y medio conmigo pero me descontroló todo. Volvió con la madre y le robó. Lo internamos y se escapó”, dice el hombre, tratando de contener las lágrimas.
Y recuerda, angustiado: “No te imaginás el cambio: era promesa en el básquet de Río Cuarto, la cancha era de él. Era líder, el básquet le daba la adrenalina que necesitaba, pero se cortó en la pandemia. Y no es que lo abandonamos, estaba yendo a psiquiatra, a psicólogos. Río Cuarto ya parece Rosario”.
Río Tercero: por el consumo de drogas, el municipio sale a reforzar acciones preventivas en barrios
El padre advierte que son numerosos los casos como el de su hijo y cantidades de niños y niñas que están creciendo en el entorno del tráfico de sustancias. “Todos saben quién vende droga, con 100 gendarmes la podrían limpiar a la ciudad, pero parece que nadie se hace cargo porque es negocio para los de alto rango”, denuncia.
Consultado sobre qué le diría a su hijo si supiera que lo está escuchando, Jorge afirma: “A él, que se entregue, que pague por lo que hizo, que recapacite. Tuvo todas las oportunidades, lo criamos con todos los valores y no entiendo por qué la vida nos castigó así. Y a la gente le diría que tengan cuidado con mi hijo, no quiero que le haga mal a nadie”.
Su padre, Jorge Mitre, dio un desgarrador testimonio sobre el drama social que late detrás de la delincuencia y la inseguridad.
El hombre tiene un taller metalúrgico en barrio Alberdi. Señala que su hijo, de 20 años, había tenido problemas en su adolescencia. Fue durante la pandemia –dijo– “cuando empezaron las fiestas clandestinas, que se descontroló por la droga y el delito”.
Sus padres y sus hermanos dicen haber hecho hasta lo imposible para tratar de “sacar a Santiago del mal camino”.
El joven estuvo internado varias veces; la última oportunidad, poco más de dos meses, en San Luis. Pero se escapó y no duró ni una semana en el trabajo en el taller de su padre, en Río Cuarto.
“Lo fui a buscar porque andaba por una villa. Le di trabajo porque lo vi bien, había aumentado como 10 kilos. Lo controlábamos en todo con la madre, porque él no puede manejar plata. Pero empezó a salir, a faltar. Y de pronto veo en la tele que lo filmaron las cámaras de una casa, donde cometió un robo. Me encuentro con que era mi hijo el que estaba saltando la reja. Me rompió el corazón, pero lo quise denunciar”, dice el progenitor.
Jorge dice sentirse “aterrado por la impunidad con que se mueve” su hijo menor. Asegura que las cámaras de su taller también revelaron que el joven le robó una amoladora y gasoil una madrugada.
Además, el padre está muy preocupado porque una tarde en la que trabajó en el galpón, también se habría llevado un arma –un Colt 32– que la familia poseía desde hace 50 años.
“Aviso a la Policía y no me toman la denuncia. Pero yo prefiero que esté preso, que pague las consecuencias de lo que hace, que por favor no dañe a nadie”, insiste.
Jorge Mitre dijo a La Voz: “Mi gran preocupación es porque mi hijo anda haciendo daño, está armado. Consume de todo, le ha robado hasta a los transas. A la madre vino un nene de 12 años a apretarla con un revólver en la cabeza. Ella se ha cansado de pagarle las cuentas y él, días atrás hasta le robó la moto”.
El hombre cuenta una realidad que atraviesan muchas familias con integrantes que consumen todo tipo de sustancias y que para conseguir dinero entran en conflicto con la ley penal.
“Nos dicen que no lo podemos denunciar porque somos familiares directos y eso que tenemos hasta filmaciones de cómo nos roba. Mi ex se cansó de pagarle deudas. Hasta le reventaron los vidrios del negocio en venganza porque él robó unas plantas de marihuana y una play. Pedimos a las autoridades que lo metan preso pero que no le quite la vida alguien”, implora Jorge.
El padre del joven acusado de diversos delitos contra la propiedad, comenta que otro de sus hijos, que es docente, fue a pedir disculpas a la casa de Villa Dalcar donde registraron el intento de robo de su hijo. “Mis otros dos hijos mayores son excelentes, gente de bien, un ejemplo. Somos una familia trabajadora”, refiere.
Entre los numerosos episodios críticos que le tocó vivir con su hijo menor, ahora prófugo, Jorge menciona que en el invierno pasado él estaba recién operado de apéndice e internado en el hospital cuando recibió una llamada de Santiago. “No sé cómo consiguió mi teléfono porque hacía tiempo que no hablábamos, Y me dice: ‘Papá, me van a matar, son cinco, no tengo escape’”, testimonia.
Jorge cuenta que se arrancó el suero y salió del hospital. “Lo hice dormir arriba de una camioneta porque estaba dado vuelta. Después me tuve que volver a internar por una infección, casi me muero. Estuvo un mes y medio conmigo pero me descontroló todo. Volvió con la madre y le robó. Lo internamos y se escapó”, dice el hombre, tratando de contener las lágrimas.
Y recuerda, angustiado: “No te imaginás el cambio: era promesa en el básquet de Río Cuarto, la cancha era de él. Era líder, el básquet le daba la adrenalina que necesitaba, pero se cortó en la pandemia. Y no es que lo abandonamos, estaba yendo a psiquiatra, a psicólogos. Río Cuarto ya parece Rosario”.
Río Tercero: por el consumo de drogas, el municipio sale a reforzar acciones preventivas en barrios
El padre advierte que son numerosos los casos como el de su hijo y cantidades de niños y niñas que están creciendo en el entorno del tráfico de sustancias. “Todos saben quién vende droga, con 100 gendarmes la podrían limpiar a la ciudad, pero parece que nadie se hace cargo porque es negocio para los de alto rango”, denuncia.
Consultado sobre qué le diría a su hijo si supiera que lo está escuchando, Jorge afirma: “A él, que se entregue, que pague por lo que hizo, que recapacite. Tuvo todas las oportunidades, lo criamos con todos los valores y no entiendo por qué la vida nos castigó así. Y a la gente le diría que tengan cuidado con mi hijo, no quiero que le haga mal a nadie”.
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