“Una mesa grande y llena de amor”: la historia de Sonia, mamá de trillizos y madre de cinco hijos

Recordó que cuando nacieron los trillizos ya tenía un hijo de dos años, por lo que la casa se transformó en un torbellino de pañales, biberones y noches sin dormir. “Parecía que tenía cuatrillizos”, comentó entre risas, al rememorar aquellos primeros años donde las manos no alcanzaban para atender a cuatro criaturas pequeñas al mismo tiempo.

Los trillizos —Maximiliano, Antonela y Mariano— llegaron en una época económicamente difícil, pero, según contó, “con los chicos todo fue bien”. Los primeros días no fueron sencillos: los bebés debieron permanecer en incubadora por algunos problemas respiratorios, aunque lograron salir adelante con el acompañamiento constante de sus padres.

Con el tiempo, la familia volvió a crecer con la llegada de Carlos, el menor. Hoy, sus hijos ya son adultos: Gonzalo, el mayor, tiene 36 años; los trillizos, 33; y el más chico, 28. “Ya están todos grandes, y además tengo diez nietos. Son muy productivos mis hijos, al igual que yo”, dijo entre risas.

Sonia contó que siempre disfrutó de tener una casa llena, donde nunca faltó el ruido ni las risas. Para ella, el mayor regalo de la maternidad es poder compartir una mesa larga, rodeada de sus hijos y nietos. “Es lindo tener una mesa muy grande y muy familiar”, expresó con orgullo.

Al recordar la infancia de sus trillizos, rememoró que los dos varones, Maximiliano y Mariano, eran muy parecidos físicamente, aunque de personalidades distintas. “Maximiliano era el más tranquilo, y Mariano, el más terrible”, recordó con ternura.

Hoy, Sonia celebra con emoción la llegada de un nuevo Día de la Madre, agradecida por la familia que formó y por los años de amor compartido.

Hace siete meses, despidió a su mamá, con quien había convivido durante 58 años. Con profunda emoción, dejó un mensaje que resume el valor de ese lazo único:

“Si tienen a su mamá, abrácenla, bésenla… no dejen a mamá.”