Una mujer adoptó a un hijo, se enamoró y 8 años después se casó con él: "No podemos vivir sin el otro"

Una insólita historia de amor revolucionó a los medios de Moscú en Rusia después de anunciar que Aisylu Chizhevskaya Mingalim, una cantante reconocida de 53 años, se casó con Daniel Chizhevsky, su hijo adoptivo de 22.

Según The Sun, la noticia ha llevado a las autoridades de bienestar infantil de dicho país a sacarle la custodia de los otros chicos que adoptó: cuatro nenas y un nene. Ahora, la pareja lucha para mantener a los niños con ellos.

“Nuestra relación es perfecta. No podemos vivir el uno sin el otro. Estamos en la misma sintonía”, comentó la mujer al medio británico. Aisylu conoció a Daniel cuando él tenía 13 años ya que daba clases de canto en el orfanato en donde residía. Al ver que él compartía la misma pasión por la música que ella, la llevó a tener otro tipo de sentimientos.

Un año más tarde, ella tomó la decisión de adoptarlo y, según confesó, el “romance” comenzó al instante en el cual comenzaron a convivir.

Ocho años después, se casó con él en un restaurante de Kazán, en la República de Tartaristán, ahora son “marido y mujer” y afirman estar muy felices de estar juntos a pesar de la diferencia de edad: 31 años.

De acuerdo a lo que informaron los medios locales, la mujer comenzó a adoptar chicos después de haber visto un documental sobre adopción. A partir de ahí, además de tener un hijo biológico y a Daniel, crio a cuatro nenas y un nene.

Sin embargo, luego de la noticia del matrimonio entre Mingalim y Chizhevsky, los funcionarios del departamento de bienestar infantil ruso se llevaron a los menores de edad para que sean reubicados en hogares de tránsito hasta que se resuelva cómo se avanzará en este caso.

A pesar de ello, la mujer informó que planea unir de Tartaristán con su nuevo marido y reunirse con todos sus hijos adoptivos para llevarlos a Moscú donde podrán “vivir libremente”.

Después de que publicaran las fotos del casamiento en las redes sociales, las reacciones fueron de desaprobación y han llegado a calificar a la pareja como la “vergüenza” del país. Sin embargo, Aisylu no se arrepiente de su decisión: “Nuestro matrimonio es completamente diferente al de otras parejas. Si la familia se une con buenas intenciones, nadie podrá destruirnos”.